Como ya sabemos, los animales se comunican entre ellos sean de la misma especie o no. Entre ellos existen también una serie de normas que deben cumplir, como ocurre por ejemplo, en una manada.
En las manadas, cada individuo tiene su función: hay unos que mandan, otros cazan, otros cuidan de las crías y otros vigilan por si hay algún tipo de peligro. Pero para formar todo este sistema, los animales no necesitan hablar para poner esas tareas y a quien otorgárselas. Ellos se comunican a su manera y se entienden, saben qué tienen que hacer para sobrevivir.
Si los humanos no tuviésemos la capacidad de hablar, ya sea con palabras o señales tal y como las conocemos, quizás nos comunicaríamos igual o de una forma parecida. Pero entonces, ¿Qué nos aporta el lenguaje?. En realidad es muy sencillo, nos aporta cultura y el poder de explicar nuestros sentimientos y recibir consejos para actuar de la mejor forma posible.
Nosotros podemos contar nuestras vivencias y la de nuestros padres a nuestros hijos, de esta forma, es como se ha conocido gran parte de nuestra historia, no solo la general, sino también la familiar. Los animales no pueden contarle a sus crías sus experiencias para que no cometan el mismo error o simplemente para tener un recuerdo gracioso. Ellos transmiten lo que aprendieron tal cual. Además si en algún momento tenemos un problema, podemos contárselo a alguien de confianza y escuchar otra opinión. Los animales se guían por instinto. Ellos solo saben si el otro está enfadado, triste, nervioso… pero no saben exactamente el por qué.
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